Mi calaverita era un diablito, estaba enorme y se
parecía a Gasparín el fantasma amistoso, me hizo recordar mi infancia cuando
veía la caricatura, estaba tan grande que lo compartí con mis hermanos cuando
llegué a casa, mamá se rió mucho al recordarle a los niñitos de las roscas de
reyes, estaba delicioso.
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